Descripción
Un análisis jurídico-antropológico sobre el nuevo totalitarismo eutanásico
El «derecho a la muerte» se anuncia cada vez más como una cuestión dogmática, una realidad jurídica que pertenece al hombre y que nadie puede negar. ¿Es realmente un derecho? ¿O, más bien, una deformación del Derecho? Bajo capa de dignidad, de derecho, de elección, de democracia, de compasión y algunas otras palabras-talismán, nuestras sociedades caen presas de la cultura de la muerte. Y, sin embargo, esta implantación tiene aires más totalitarios que democráticos, pues allí donde alguien tiene «derecho a morir» también debe haber alguien con potestad, derecho y deber de matar.
Cuestiones tan esenciales como la noción de persona, la libertad, la verdad, la ética o el sentido de la vida o del sufrimiento, se han visto viciadas y enturbiadas por esta cultura que se enraiza no solo en el nihilismo de Nietzsche, sino también en aquel del gnosticismo antiguo, caracterizado por la angustia vital, el odio a lo creado y la obsesión por escapar de este mundo.
En un tiempo en el que se sacraliza la libertad de expresión, Derecho a vivir, aunque políticamente incorrecto, no se levanta con ánimo polémico, sino con la intención de abrir diálogos razonados. No hay ofensa a los simpatizantes de la eutanasia, sino expresión de un ciudadano que, desde una perspectiva jurídica y antropológica, cuestiona libérrimamente y desde la razón el nuevo «derecho a la muerte». Porque cuando se deja de razonar con la lógica, empiezan a convertirse en razón cuestiones que poco tienen que ver con ella.