Memorias de un misionero jesuita en Pucará

” Por esto, no dejare de bautizar al niño desvalido, sin padres conocidos, que me presenta una persona de buena voluntad. No vacilare en emprender una ruta larga e ingrata para atender a un enfermos grave y mal preparado que, hecho ya una piltrafa humana, escuchara de mis labios, tal vez por primera vez, el mensaje de salvación….”